viernes, 22 de agosto de 2008

Sin silencio.-



un estruendo de metal intentando ser rasgado por sutiles cabellos claros me sacan de un sueño del cual no quería salir. Aún así aquel ruido, se forjaba dentro de sonidos más profundos y graves, lo que le daba unas cuantas chispas de armonía. Ese ruido crudo que me despierta, ahora parece ser más abrazante, más cercano. Continúo perplejo frente a aquella unión de sonidos. El metal rasgado se sumergía en el espeso y poco colorido mar de sonidos graves, justo en el momento que un golpeteo repetitivo me pateaba directamente en el estómago y que luego avanzó hacia mi cabeza. Aquella mezcolanza de golpes y rasguidos se hizo cada vez más tenue para poder percibir un sonido sordo como silbidos que venían uno tras otro más grave y luego más agudo. Así avanzaba pero también se alternaba: grave, agudo, agudo más grave... era algo que me inquietó y sentí que era algo que tenía que callar, pero en ese momento se escucharon mucho mas cercanos aquellos golpeteos y rasgueos anteriores, dejándome perplejo la hermosura de aquella combinación no tan casual como yo pensaba. Me quedé ahí, desando no volver a dormirme para no dejar de escuchar y sentir lo que sentía en ese momento. Porque es así, como una droga, una vez que apreciaste y disfrutaste de la música, se hace muy difícil salir de ella.

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